Ha protagonizado, junto a la ilustradora Anapurna, sobrenombre de Ana Sainz Quesada, la segunda sesión de Hispalit, en torno a Superpoderes, heroínas y mujeres de verdad.
A este respecto, Ampuero ha destacado cómo la gran influencia de su vida fue el cine. El cine pop, esa gran revolución de los años 80. No el cine como un producto elitista. Si hay algo visual en su literatura es por este motivo. «Si hubiese sido en otro país habría sido cineasta pero nací en Ecuador y no en una ciudad específicamente culta. Era, además, mujer: la mujer de la casa», ha señalado.
«El terror me enseñó la posibilidad de que las mujeres fuéramos poderosas: como en Carrie o Alien. Como feminista y escritora, toda esta narrativa del slasher y la Serie B fue quien me hizo ser como soy actualmente».
Anapurna, por su parte, ha señalado cómo, al igual que en los años 80 hubo este boom de cine de empoderamiento femenino, ahora hay un repunte con el cine de terror actual que además enlaza con el cine queer y esas historias marginales. «En España hacer cómic o novela gráfica ya es un acto de resistencia», ha denunciado. La ilustradora ha hecho hincapié en que está muy alegre y orgullosa de que en el cómic patrio haya una gran cantidad de mujeres creando. Y, a pesar de que no sea un género que se consuma masivamente, lo mejor que se está haciendo en la actualidad lo están haciendo mujeres.
Ambas coinciden en que esas historias que no nos cuenta nadie más nos están llegando por géneros diferentes a las grandes novelas: a través de otros formatos como el relato corto o la novela ilustrada. Persépolis, por ejemplo.
También han estado de acuerdo en que poner a las mujeres siempre como superheroínas hace que tengan unos referentes y estándares excesivamente altos para las expectativas que tenemos. Ser heroína ya es sobrevivir a un abuso.
«Si hay un superpoder para las mujeres es la menopausia (salvo que te preocupes por ella): mandas a todo el mundo a tomar por culo», ha destacado Ampuero. Finalmente, han concluido con la idea de que “a pesar de haber estado hablando de heroínas, nos gusta más el término bruja. Queremos formar parte de un akelarre».