Las visiones feministas de Brenda Navarro y Carmen Camacho (y otras amigas escritoras)

La poeta jiennense Carmen Camacho y la escritora mexicana Brenda Navarro tuvieron un conversatorio en clave feminista dentro del Hispalit. Ambas realizaron un apasionante viaje por las aristas que atraviesa el oficio de la escritura en las mujeres. «¿Cuándo escribes? ¿Cómo lo haces? ¿A qué hora?», fueron las preguntas que sirvieron como preámbulo para esta charla. La autora de Casas Vacías y Cenizas en la boca reconoció sentirse «como en casa en Sevilla».
«El hecho de ser mujer y de escribir tiene muchas complicaciones y convergen varias conciliaciones, como la laboral, la familiar y la dedicada a la escritura»
«El hecho de ser mujer y de escribir tiene muchas complicaciones y convergen varias conciliaciones, como la laboral, la familiar y la dedicada a la escritura», planteó Carmen Camacho, para seguir recordando a una autora que confesó en una ocasión: «¿Cuándo volveré a tener la suerte de romperme un pie para poder escribir?», ironizando sobre la excepcional coyuntura que a veces permite escribir a las mujeres.
«No me importa que mi libro no vaya a ser la Ilíada o El Quijote, pero esta es mi voz y la quiero sacar».
En la conversación salieron temas como la dificultad de alcanzar la concentración creativa; la búsqueda de la identidad como autora o la validez de la voz. «No me importa que mi libro no vaya a ser la Ilíada o El Quijote, pero esta es mi voz y la quiero sacar. Las editoriales y la mercadotecnia nos tienen que dejar imaginar», declaró Brenda Navarro.
Carmen Camacho trajo a varias amigas para acompañar estas visiones. Aquí los textos que compartió:
«Cuando la más pequeña de nuestras cuatro hijas empezó a ir al colegio, de alguna manera fui capaz de llevar conmigo la escritura durante la jornada laboral y al estar haciendo la casa. Escribía en los trayectos en autobús, incluso cuando tenía que viajar de pie, robaba ratos al trabajo, lo hacía en la noche cerrada, una vez terminaba las tareas del hogar. Pero llegó un momento en que esta triple jornada dejó de ser posible. Las quince horas de realidades diarias se convirtieron para mí en una distracción demasiado grande para mi escritura. Perdí el loco aguante que me hacía seguir con ella, siempre estimulada por la escritura que siempre me era negada. Así fue como mi trabajo literario murió».
Tillie Olsen
«Pude robar unos cuantos días preciosos al mes de enero en los que escribir sin ser molestada. Pero, ¿cuándo volveré a tener la suerte de romperme un pie?»
Florence Price
«Cuando nosotras las mujeres ofrecemos nuestra experiencia como nuestra verdad, como la verdad humana, cambian todos los mapas. Aparecen nuevas montañas».
Ursula K. Le Guin