La mañana de hoy en la Feria del Libro ha dedicado un espacio destacado al género epistolar, en ocasiones considerado menor por el público masivo, que merece la pena vindicar en tiempos de micromensajería y redes sociales.
La mesa redonda Los epistolarios, un canto a la amistad reunió hoy a la editora Christina Linares, la periodista Mercedes de Pablos y la investigadora Inmaculada García Carretero en torno a la correspondencia de algunas de las autoras más influyentes de la literatura española del siglo XX: Carmen Laforet, María Teresa León y Elena Fortún, concienzudamente investigada y recuperada por el sello hispalense Renacimiento.
Estas recopilaciones ilustran la complicidad y el acompañamiento de las autoras y sus amistades en momentos críticos de su historia personal y sus procesos de escritura.
“Renacimiento milita en la difusión de estos materiales de enorme valor”, quiso destacar Mercedes de Pablos. “Existe un nexo común entre todos ellos: el enaltecimiento de la amistad”, resumió la editora.
Correspondencia inédita 1958-1987 de Carmen Laforet y Emilio Sanz de Soto (Edición de José Teruel) recoge la correspondencia cruzada entre la celebrada novelista y el crítico de la cultura Emilio Sanz de Soto, y además de dar cuenta de una profunda amistad que se prolongó durante décadas, permite escudriñar en las pulsiones más íntimas de la autora y su relación con la escena literaria de su época.
La amistad, patria de los sin patria. Epistolario inédito (1953-1972), con edición de Bárbara Greco, recoge el intercambio de misivas entre Max Aub, María Teresa León y Rafael Alberti hasta la muerte de Aub. Este libro recoge las cartas entre Max Aub, María Teresa León y Rafael Alberti entre 1953 y 1972. Una correspondencia que se convirtió en refugio para tres amigos fieles a los ideales republicanos y marcados por la brutalidad del destierro.
Con edición de Inmaculada García Carretero, Epistolario familiar. Cartas 1939 de Elena Fortún, recoge las cartas que intercambian la creadora de Celia y su hijo Luis durante los diez años de separación a causa de su exilio. Su correspondencia ilustra el devenir de tantos españoles refugiados en Francia y cómo las redes de cuidado mutuo entre otros intelectuales contemporáneos se convierte en tabla de salvación.