El corazón tiene razones que la razón no entiende
Jorge Volpi y Héctor Abad Faciolince protagonizaron un encuentro moderado por Fernando Iwasaki en el que estuvieron muy presentes México, Colombia y Perú, los países de procedencia de estos autores. Tanto Volpi como Faciolince han publicado recientemente unas obras con una temática en cierto sentido común: el corazón desde diferentes perspectivas. En el libro de Faciolince hay un protagonista enfermo que sufre del corazón y el de Volpi tiene un enfoque muy preciso desde la neurociencia.
Faciolince mencionó a Eva Díaz Perez, de la que dijo «sigue siendo mi directora del Centro Andaluz de las Letras»
Uno de los momentos más emotivos del acto se produjo cuando Iwasaki preguntó por cómo sienten la relevancia del español en el ámbito internacional en un año tan marcado por la efeméride de Elio Antonio de Nebrija, el autor de la primera gramática española. Al respecto, Faciolince mencionó a Eva Díaz Perez, de la que dijo «sigue siendo mi directora del Centro Andaluz de las Letras», lo que despertó un fuerte aplauso del público.
«Las lenguas imperiales son muy fuertes, las que se imponen en territorios. Es increíble que desde México a la Patagonia podamos hablar la misma lengua, pero para que eso suceda debe haber una fuerza impositiva muy bien organizada», declaró. El autor colombiano también afirmó que el español peninsular le parece muy «franco, directo y brusco», mientras que el español en Latinoamérica es “más cuidadoso, ceremonioso, servil, sumiso y protocolario, en especial en las capitales coloniales”, precisamente por esta relación de dominio en la Conquista. «En Colombia no existen las blasfemias, quemaron a todos los blasfemos», dijo entre risas. «Los españoles se cagan en cosas que a nosotros no se nos ocurre ni pensar». Volpi añadió al respecto, también entre risas: “Estando en Salamanca, los latinoamericanos nos dimos cuenta de que nos parecíamos mucho, excepto en la lengua”.
Poesía por mujeres a ambos lados del Atlántico
La Plataforma PLACA es un colectivo de poetas locales y migrantes activo en tres países: México, Estados Unidos y España. «Un puente cultural de construcción poética», en palabras de Iván Vergara, impulsor de esta iniciativa. Desde 2007 realizan Transparencias, un encuentro para servir de plataforma y altavoz de mujeres poetas. En la séptima edición, organizada en el marco de la FLS, han intervenido con sus lecturas Lola Granados, Bárbara Oyanader, Lucrecia Romero, Berta Díaz, Sofía Sánchez y Nieves Peña.
«La literatura de ficción se basa todo el tiempo en un juego simulación», inició Sara Mesa en el penúltimo encuentro de Hispalit, ante un público atento y diverso. «El proceso de escritura supone un descubrimiento y esto hace mágica la creación, construida con muchas capas», precisó. La manera de concebir la ficción es un lugar común para Mesa y Laura Fernández con quien ha conversado en este encuentro, moderado por la periodista Marta Maldonado. «Es una búsqueda», añadió la escritora, que sostuvo que «construimos la ficción para explicarnos cosas», en relación a esa parte del mundo que «no estamos entendiendo».
«La ficción la entiendo como una manera de encontrarnos a nosotras mismas»
La identidad volvió a aparecer. Sin duda, un tema recurrente durante la feria. «La ficción la entiendo como una manera de encontrarnos a nosotras mismas; de buscar nuestra identidad», espetó Fernández. Sara, por su parte, apuntó que su cabeza está predispuesta a cuentos breves. «Hay un momento en la escritura que tienes una idea vaga, pero algo cambia y llegas a descubrir cosas que no habías pensado; casi como una epifanía», expresó. De hecho, reconoció que «si supiera lo que va a pasar en la novela, me pondría a escribir y me aburriría como si rellenara un examen». Al hilo, su compañera Laura habló de su necesidad de «no saber nada de la novela que estoy escribiendo», entendiéndola como «un diario personal de conceptos que estás interpretando». Una charla en apariencia abstracta, que no trataba otra cosa que la complejidad del ser humano.
El escritor que el Premio Nobel necesitaba
«Saramago no necesitaba el Premio Nobel, pero el Premio Nobel sí necesitaba un Saramago». De esa manera ha resumido Ismael Sánchez, candidato de IU a la Alcaldía de Sevilla, la trascendencia de la concesión del galardón en 1998, resaltando que fue una azafata de Lufthansa quien le comunicó que lo había ganado cuando se marchaba de la Feria del Libro de Frankfurt, a donde volvió para atender a la prensa. Con esa anécdota ha comenzado la presentación del libro «Saramago, el Nobel de lo imposible» (Atrapasueños), obra de Juan Pinilla, cantaor, Lámpara Minera 2007 del Festival de La Unión, nominado a los Grammy, periodista, autor de diversas publicaciones y quien también ha puesto la voz en off del documental «Luis Cernuda, habitante del olvido».
El acto ha servido para celebrar el centenario del Nobel portugués, que cumpliría 100 años el próximo 16 de noviembre. Pinilla ha relatado que llegó a Saramago a través de Paco Umbral, «quien me hizo lector empedernido» y se ha reconocido «granaíno de la escuela Sevilla de la Alameda de Hércules», como seguidor de Manolo Caracol o la Niña de los Peines. Un recorrido por la vida del escritor donde se destacan sus orígenes humildes, sus dificultades para formarse académicamente, su afiliación política al partido comunista y sus primeros pasos como traductor autodidacta y periodista. «Es un libro de la vida de Saramago, pero llegamos al futuro”, contando «todo lo que ocurre en su despedida». «Detrás de cada libro de José hay una profunda reflexión, te instala en la interrogación permanente, ‘escribo para desasosegar’, que decía él” y llamando a “la revolución de la ética».
En el último tramo del acto ha estado acompañado por Pilar del Río, presidenta de la Fundación Saramago y su viuda. La también periodista ha destacado que Pinilla ha sabido «atrapar el espíritu de Saramago», con un libro «lleno de vida», que desgrana paso a paso su obra. Como colofón intervinieron Antonio Maíllo y Mercedes de Pablos, que se encontraban entre el público y Juan Pinilla junto a otra compañera se arrancaron con un cante.