La feria llega a su fin, pero las ganas no cesan. Una jornada multitudinaria que hizo las delicias de librerías, autores, autoras y editoriales. Durante las presentaciones y coloquios se trataron cuestiones históricas de diversas épocas como la I República o la Gadir de los fenicios. Por la tarde, ya en la carpa de Hispalit, el cuerpo estuvo presente gracias a la voz de Marta Sanz, que abordó la temática desde su visión crítica y feminista. Hubo espacio para las ausencias y la dignidad de los desaparecidos en Argentina y México dentro y fuera de la literatura. Felipe González, por último, fue la figura a tratar de la mano de Sergio del Molino y Amparo Rubiales.
I República, la breve
Entre el 11 de febrero de 1873 y enero de 1874, España fue una República. Esa corta experiencia marcó el imaginario colectivo para el siguiente siglo y quedó establecido en la memoria española que esa forma de Estado llevaba aparejado el caos. La realidad es que a la convulsión de tener cuatro presidentes en tan poco tiempo -Figueras, Pi i Margall, Salmerón y Castelar- se sumaron a dos golpes de Estado consecutivos, dando finalmente al traste con el intento político. En ese momento histórico se sitúa El año de la República (Harper Collins), de José Calvo Poyato, presentada este sábado por Gloria Lora Serrano en la Feria del Libro de Sevilla.
El autor ha relatado cómo se gestó la historia, protagonizada por Fernando Besora, director de diario La Ibérica que apareció en su novela Sangre en la calle del Turco. Este recibe a un misterioso joven, Alonso Figueroa, que le propone investigar sobre la desaparición de dos valiosos libros de la Biblioteca Nacional. Ese armazón de ficción conduce al lector a través de los movimientos políticos de finales del siglo XIX y para lo que Calvo Poyato ha contado que leyó los diarios de sesiones completos del Congreso de los Diputados. «Me parecía impresionante cuando iba leyendo discursos como los que pronunciaban Castellar o Salmerón», destacando el trato exquisito entre adversarios políticos, algo que, asegura, no olvidaban mientras se enfrentaban en la tribuna del Congreso pese a sus abismales diferencias ideológicas. «No me he encontrado ningún insulto», aunque sí ha reconocido que había anotaciones cuando se producían gritos de los diputados o el presidente tenía que llamar la atención a sus señorías.
«¿Se imaginan una novela de Ágatha Christie sabiendo desde el principio cuál es el asesino?»
Sobre su experiencia como escritor de novela histórica, ha señalado que «escribir y mantener la atención del lector es muy difícil. ¿Se imaginan una novela de Ágatha Christie sabiendo desde el principio cuál es el asesino?». Respecto al momento político, opinó que “la I República fue un fiasco», con cuatro presidentes en 11 meses, «el cantonalismo arrasándolo todo», Cartagena siendo bombardeada y con el país sosteniendo tres guerras a la vez -la de Cuba, la Carlista y la cantonal-. Pese a ello, «ante las personalidades que uno atisba a través del diario de sesiones, no queda más remedio que quitarse el sombrero ante personajes como Pi i Margall, Castelar, Salmerón o Morayta».
La Gadir del 70 a.C, novelada
«Una novela de aventuras en el Gadir del 70 a.C», así ha definido Pepe Begines de No me pises que llevo chanclas la novela de su primo Juan Luis Pulido, el catedrático de Derecho, quien ha publicado su tercera novela «fruto de la pasión por la ciudad en la que vivo y de la pasión por la historia». Durante la presentación, Pulido ha reconocido que se lo ha pasado muy bien escribiendo la novela: «Para mí escribir es como hacer travesuras, un lujo que me permito».
«Para mí escribir es como hacer travesuras, un lujo que me permito»
Gadir cuenta con una parte novelada y otra ficcionada, reveló su autor, que ha trabajado con “toda la información accesible disponible en la universidades de Cádiz y Sevilla. Asimismo, también se ha tomado «la licencia poética» de representar el humor de los gaditanos de Gadir sin que haya testimonio histórico del carácter de la ciudadanía. Una historia, en definitiva, sobre el esfuerzo de Balbo para que los romanos no ganaran.
El cuerpo es texto, el texto es cuerpo
La premio Nobel Annie Ernaux marcó el inicio de la conversación mantenida por Marta Sanz y Andrés Neuman bajo el título La escritura del cuerpo, como ejemplo de autora que pone su cuerpo en el centro de la escritura. «El yo es la primera persona del plural», dijo Marta Sanz al respecto, haciendo alusión a lo político de nuestra propia identidad, y a cómo nuestra propia vida, —nuestros propios cuerpos—, son los que conforman el contexto social. «El cuerpo no es un buen lugar para vivir», rescató Marta Sanz sobre la autora estadounidense Katherine Anne Porter.
«Las representaciones artísticas de la realidad se meten dentro de nuestro cuerpo, es el metabolismo de la literatura»
El cuerpo como representación cultural, el cuerpo desde la enfermedad, el cuerpo desde la vejez o el cuerpo del trabajo desencadenó una de las conversaciones más prolíficas de Hispalit: «Para mí el cuerpo tiene una resonancia política muy grande y del que me he hecho consciente de mayor», declaró Sanz. «Las representaciones artísticas de la realidad se meten dentro de nuestro cuerpo, es el metabolismo de la literatura. Los cuerpos que no importan, son cuerpos que no existen», añadió. El escritor argentino quiso recalcar que «si el cuerpo es un texto, photoshop es una censura literaria, es purgar lo que tiene el cuerpo para contar».
Entre la moralidad y la ficción: desaparecidos y ausencias en la literatura
«Un desaparecido no está vivo ni muerto», inició Clara Obligado durante su intervención en Hispalit advirtiendo que «cuando uno busca a un desaparecido, busca la reconstrucción de la paz». La escritora argentina afirmó que «moralmente» no podía escribir sobre los desaparecidos porque ella no lo estaba. E incidió en no estar de acuerdo en la utilización que se está haciendo en la literatura sobre el sufrimiento ajeno. El mexicano Eduardo Ruiz Sosa que trata las ausencias de los asesinados por el crimen organizado y las mafias en México. «Cuando el dolor nos golpea no hay posibilidad de hablar, no hay discurso que nos explique qué nos está pasando». Ruiz explicó que a lo largo del proceso de documentación hay que «reconocer que el desaparecido no puede hablar» y que «para conocer ese perímetro que hay en torno al desaparecido, hay que hablar con las familias».
«Es muy fácil bastardear las historias»
La escritora Rosario Izquierdo, que moderó el encuentro literario, mencionó la reciente exhumación del asesino Queipo de Llano y los trabajos realizados en la fosa común de Pico Reja, a propósito de la necesidad de abordar cuestiones de Memoria Histórica dentro de la literatura. Al respecto, Clara añadió que “es muy fácil bastardear las historias”. En ese sentido, se preguntó “¿dónde se toma la voz?” y “¿dónde está tu cuerpo?. Obligado aseveró que “esto se trabaja desde la justicia y los derechos humanos en un juzgado. Yo prefiero la militancia en las manifestaciones a la ficción”.
González, un «jarrón chino» demasiado joven
La cuarta jornada de Hispalit en la Feria del Libro de Sevilla ha cerrado con Alrededor de González, una conversación entre el escritor Sergio del Molino y la abogada y política Amparo Rubiales, moderada por la periodista Amalia Bulnes, con la novela del primero, Un tal González (Alfaguara), como guía. El autor ha reconocido que «lo que me motiva a escribir el libro es fundamentalmente una fascinación literaria» y se ha mostrado sorprendido de «que nadie lo haya hecho antes». «Me resulta inconcebible que ningún escritor se haya acercado a una figura como la Felipe González para darle una sustancia literaria. En Francia se hace mucho», al estilo de autores como Carrére o Vuillard. «Ninguno habría dejado escapar una figura como Felipe González».
«Me resulta inconcebible que ningún escritor se haya acercado a una figura como la Felipe González para darle una sustancia literaria»
Fue en 2018 cuando empezó a plantearse esta novela: «Darle esa dimensión era necesario porque la literatura española se había desentendido de la grandeza casi mitológica de Felipe González». Para Del Molino, este era el momento adecuado porque «este libro dentro de treinta años no tiene ningún mérito escribirlo». «La ventaja que tienen la literatura sobre la historia y otras disciplinas es que puede meterse en este intento de aquilatar esos mitos de nuestra historia», ha señalado. En esa línea, ha reconocido que «me interesa la literatura que influye en el debate» para «intentar interpelar a la sociedad. Pero lo principal es la fascinación literaria por un personaje que lo tiene todo». Sobre el hecho de que el propio González tampoco haya escrito sus memorias, ha señalado que el expresidente del Gobierno es, sobre todo, «un narrador oral», aunque ha deslizado que actualmente se estarían preparando para su publicación, «aunque no las está escribiendo él».
Rubiales ha reconocido que «es muy difícil dar mi opinión en Sevilla sobre Felipe González», precisamente porque conoció de primera mano esa etapa socialista. Los dos han recordado una frase definitoria de su etapa como gobernante que siempre tenía presente y que le lanzó el dictador panameño Omar Torrijos: «No te aflijas jamás. Si te afliges, te aflojan». Del Molino cree que ese lema le llevó a «ejercer el poder con todo el cuerpo, con todo el alma. Tienes que ser consciente de que tu palabra transforma cosas y todo eso marca mucho el significado del legado político de Felipe González y lo diferencia mucho de otros presidentes», algo que importante «para conocer sus dudas, sus retiradas, sus amagos de irse».
Sobre la relación de González y Alfonso Guerra, el autor admite que «tomo partido» al declarar que existió una amistad entre ambos, en el sentido de permitirles tener una gran compenetración política. «Es una amistad rara, pero como muchas cosas de su generación», ha opinado. «Me cuesta trabajo no ver ahí una amistad, aunque no fueran al cine juntos y no quedaran con los niños a comer los domingos». Para Rubiales, que conoce a ambos, tal amistad no existió: «Alfonso es un misógino de mil pares de narices. A Alfonso las mujeres como yo no les hemos gustado nunca», ha asegurado; sobre González también ha destacado «lo poco feminista que era». Respecto al «olvido» de tantos años sobre una figura tan importante para España, ha concluido que «el problema de Felipe es que llegó muy pronto y ha estado demasiados años siendo un jarrón chino”, ya que se retiró en 1996, con 54 años.
Entre el público que llenaba la carpa de la Plaza de San Francisco se encontraban figuras cercanas a González como el fotoperiodista Pablo Juliá, Pilar del Río, viuda de Saramago, o el jurista Javier Pérez-Royo.
Crónica escrita por Valeria Reyes, Marta Maldonado y Carmen Marchena para la FLS22.